INTERNET: SOLO EEUU ES SOBERANO

Palabras de Rosa Miriam Elizalde (*), Vicepresidenta de la UPEC, en el “Foro Internacional sobre periodismo, comunicación y globalización”, del XII Congreso de Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), Buenos Aires Argentina, el 26 de mayo de 2017. 

 

Permítanme, compañeros, compartir tres hechos vinculados con el tema de este foro, y una propuesta final para FELAP:

 1-Solo Estados Unidos es soberano

En el mundo de hoy solo Estados Unidos es soberano. Desde que Internet se convirtió en el sistema nervioso central de la economía, la investigación, la información y la política, las fronteras estadounidenses extendieron sus límites a toda la geografía planetaria, aunque los viejos mapas digan otra cosa.

Su fuerza parece difusa, porque está encubierta con números IP, nombres de dominios, cables transatlánticos, conexiones satelitales y una retórica de la neutralidad que nos vende el sueño de que estamos en la ruta del desarrollo y el progreso. Sin embargo, nunca fue más imperial ese país que cuando se convirtió en el zar del ciberespacio, con total inconciencia de que su modelo de acceso, dependiente de las lógicas del mercado y la depredación ecológica, no solo cava la tumba de nuestros nietos, sino la de los suyos.

Los “señores de las redes” están trayendo una nueva e intensa concentración comunicativa y cultural mucho más global que la de las industrias culturales transnacionales o nacionales. En la actualidad hay pocas instituciones públicas en un nivel nacional o global que puedan enfrentar estas cuestiones. No existe Estado-nación que pueda remodelar esa red por sí solo, aún cuando ejecute normativas locales de protección antimonopólicas e impecables políticas de sostenibilidad en el orden social, ecológico, económico y tecnológico. Todavía menos puede construir una alternativa viable desconectado de llamada “sociedad informacional”, cuya sombra –intangible, pero por eso no menos real-, alcanza incluso a quienes están fuera de la Internet.

La red es el corazón de un sistema supranacional, el ciberespacio, que se ha agregado a la realidad del planeta como una nueva capa a la atmósfera donde, como dijo Fidel Castro en el Congreso de la FELAP celebrado en La Habana en 1999, lo más globalizado en el mundo de hoy es la desinformación y la mentira.

Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, América Latina es la región más dependiente de los EEUU en término del tráfico de Internet. Más del 90 por ciento de la información electrónica de la región pasa por algún nodo administrado directa o indirectamente por Estados Unidos, fundamentalmente por el llamado “NAP de las Américas”, en Miami, y se calcula que entre un 80 y un 70 por ciento de los datos que intercambian internamente los países latinoamericanos, también van a ciudades estadounidenses, donde se ubican 10 de los 13 servidores raíces que conforman el código maestro de la Internet.

¿Se puede hablar de soberanía y sostenibilidad si la mayoría de las comunicaciones en vez de acercar a nuestros países, los alejan? ¿Qué autoridad ostentamos si nuestras comunicaciones pasan por el escrutinio de los puntos de control y espionaje en Estados Unidos, al que como tontos útiles les pagamos por ello un ciberpeaje? ¿Hay independencia cuando las estrategias de un país al final acatan los caprichos de las empresas de Internet, que básicamente venden al mejor postor nuestros contenidos, con un considerable derroche de recursos y energía?

 2-Conectividad efectiva

Ese es una primera mirada del problema. Veamos una segunda: tal escenario está encadenado con un programa más amplio para América Latina de control de los contenidos y de los entornos de participación de la ciudadanía. Un buen tema para el magnífico “Proyecto Censurado”, de la Universidad de Sonoma, con el cual colabora Ernesto Carmona, es cómo ha evolucionado la operación de “conectividad efectiva”, aprobada por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado en el 2011. Se trata de un plan, declarado en un documento público del Congreso estadounidense, para “expandir” los Nuevos Medios Sociales en el continente enfocados en la promoción de los intereses norteamericanos en la región.

El documento explica cuál es el interés de los Estados Unidos en las llamadas redes sociales del continente:

“Con más del 50% de la población del mundo menor de 30 años de edad, los nuevos medios sociales y las tecnologías asociadas,  que son tan populares dentro de este grupo demográfico, seguirán revolucionando las comunicaciones en el futuro. Estas tecnologías pueden favorecer el cambio político, mejorar la eficiencia del gobierno , y contribuir al crecimiento económico… Los medios sociales y los incentivos tecnológicos en América Latina sobre la base de las realidades políticas, económicas y sociales serán cruciales para el éxito de los esfuerzos gubernamentales de EE.UU. en la región”.

Este documento resume la visita de una comisión de expertos a varios países de América Latina para conocer in situ las políticas y financiamientos en esta área,  además de entrevistas con directivos de las principales empresas de Internet y funcionarios norteamericanos. Concluye con recomendaciones específicas para cada uno de nuestros países, que implican: “aumentar la conectividad y reducir al mínimo los riesgos críticos para EEUU. Para eso, nuestro gobierno debe ser el líder en la inversión de infraestructura.”  Y añade: “El número de usuarios de los medios sociales se incrementa exponencialmente y como la novedad se convierte en la norma, las posibilidades de influir en el discurso político y la política en el futuro están ahí”.

¿Qué hay detrás de este modelo de “conectividad efectiva” para América Latina? La visión instrumental del ser humano, susceptible a ser dominado por las tecnologías digitales. El gobierno de Estados Unidos valora la posibilidad de que unas herramientas creen una simulación de base y a partir de ahí se derrumben sistemas políticos que no les resulten convenientes. ¿Qué parte de la operación de “conectividad efectiva” ha operado desde las redes sociales en la situación que vive hoy Venezuela, y antes vimos en Bolivia, Brasil, Ecuador y Argentina?

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