"LOS MISMOS ENEMIGOS DE SIEMPRE" - Economía digital

                                  

Economía digital y precarización

PSXXI -¿Se trata de destruir los paradigmas laborales característicos de la etapa anterior? ¿O de crear o reforzar viejos y vigentes derechos frente a las novedades tecnológicas?

CMN -A escala mundial, de acuerdo a datos de la OIT, las empresas intentan imponer un modelo de precarización laboral o bien, achicar y reducir puestos de trabajo. Más que mis palabras, hay que atender a los hechos para comprobar que, en efecto, buena parte de lo que hoy se entiende por economía digital pretende asentar su gran crecimiento, su enorme valor en Bolsa (cotiza muy por encima de su valor real y por eso, nominalmente, tienen más valor que las empresas de economía industrial real o tradicional, esto es, no virtual), se basa en la reducción de costes laborales -y fiscales-, en línea con las empresas de “low cost” (como las compañías aéreas). Y es que, por todas partes, en todos los países del mundo, los “trabajadores” de estas empresas piden que se les “normalice”, esto es, que se les reconozca los derechos más mínimos de todo trabajador (un salario mínimo y unas horas de jornada mínima asegurada), de modo que no queden completamente a expensas de lo que trabajan en cada caso. (https://elpais.com/ccaa/2017/06/23/catalunya/1498215685_198093.html?rel=mas).
Es evidente que tras cada prestación al consumidor “low cost” (transporte, ropas, alimentos…) “hay un trabajador low cost”, sea dependiente sea “falso autónomo”. Por eso se revelan, en Brasil, en EEUU, en Reino Unido , en Francia  España , etc. y se empiezan a organizar y piden lo mismo, y a través de las mismas vías: protestas, huelgas, asociación colectiva. En todos los países el modelo es análogo: se trabaja el doble, para ganar la mitad, que si se fuese trabajador protegido. Por lo tanto, es evidente, a mi juicio, conforme a la realidad apabullante, que este tipo de negocios impulsados al calor del boom de la digitalización de la economía, y de la vida social en general están creando competencia desleal, porque sus beneficios se asientan en gran medida en la rebaja de costes, tanto laborales como fiscales. La clave, pues, está en recuperar el sentido de los límites jurídicos que marcan las normas laborales y que ahora se ponen en cuestión, cuando no se vulneran lisa y llanamente. Piénsese, por ejemplo, cómo pretendidos nuevos derechos, como el derecho a la desconexión digital (Francia), realmente no son tales, sino que sólo quieren recuperar para el “futuro” una idea clara en el “pasado” y en el “presente”: todo trabajador no sólo tiene derecho a un salario digno, sino también al descanso, a poner límites a su tiempo de dedicación al trabajo, para dejar tiempo útil a su vida -personal, familiar, social, sindical…-.


Mutación tecnológica y desocupación

PSXXI -¿En qué aspectos usted se centraría a la hora postular garantías y derechos socio laborales en este escenario donde el formato digital o , por ejemplo la robótica a la vez que se extienden, crean nuevas estructuras y dinámicas laborales, demandan mayores conocimientos frente al peligro de la precarización y la reducción de puestos de trabajo?
CMN -Confío en haber dejado claro que el problema nunca es, por sí misma, la mutación tecnológica. No lo fue en el pasado y no lo será en el futuro, tampoco con la revolución digital. El problema está siempre en sus condiciones -sociales, políticas y económicas- de uso. Y para que sean justas y racionales se precisan de normas que aseguren no sólo la protección de las personas en posición más débil -prestadores de servicios a cargo de las empresas-, sino también que sean sostenibles en el tiempo. En última instancia, la mayor parte de los economistas aceptan que uno de los retos macroeconómicos fundamentales de los efectos de la robotización en el trabajo tiene que ver con el hecho inexorable de que el capitalismo, incluso financiero, necesita de los consumidores, y si no hay garantía de rentas del trabajo, no hay consumo.  Otra cosa será cómo se garantizan esas rentas, si a través del empleo solo o en virtud de las políticas sociales (complementos, rentas universales…), lo que exigirá también revisar la fiscalidad. Pero, en todo caso, es necesario o asegurar que los principales derechos que integran el estándar del trabajo decente se cumplan también para estos trabajadores. Lo importante no es el formato, la forma del trabajo, sino la sustancia, la necesidad de protección que aparece hoy inherente a toda relación de prestación de servicios por cuenta ajena, sea dependiente sea autónoma.
Por eso, todos los trabajadores, sea cual sea el formato -analógico o pre-digital; digital- en que trabaje, precisa de derechos individuales (formación, salario suficiente, jornada adaptada a sus necesidades de conciliar tiempos de  vida, respeto a su privacidad…) y colectivos (convenios colectivos, acción asociativa en defensa de sus intereses…). La transformación digital del trabajo no puede ser pura excusa para desmantelar derechos que ha costado tantos años consolidar, al menos en un nivel razonable y que tiene como principal referente el estándar de trabajo decente de la OIT. No tendría sentido alguno promover una economía basada en la digitalización del trabajo si éste se asocia con la precariedad y la pobreza. Por lo tanto, el reto no es blindarse contra el miedo a la digitalización, sino el de identificar las reglas fundamentales para asegurar que las políticas (laborales y de protección social) y las prácticas (de las empresas y de negociación colectiva) están en condiciones de fomentar los cambios -imparables-, acompañándolos con garantías -derechos- para una transición de la economía analógica a la digital tan eficiente (que cree de verdad empleo en cantidades suficientes para toda la humanidad) como equitativa (que permita una vida digna).
 

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 

Índice del artículo


Suscribite a Proyecto Sapiens XXI

Please wait
Proyecto Sapiens

Objetivo

Proyecto Sapiens XXI es una iniciativa periodística que se propone investigar e interpretar las transformaciones culturales, políticas y económicas de un mundo signado por la tecnología.